Nativa de las selvas tropicales de América del Sur, Brasil, pertenece a la familia Marantaceae.
También conocida como “Planta de la oración”, despliega las hojas de día para absorber la luz y regular la humedad y las repliega por la noche. Las mismas parecen pintadas y tienen un contraste cromático retro espectacular, ¡le aporta cierto punto retro característico! Es una planta muy guerrera, vivaz y fácil de cuidar. A medida que crece, los tallos se extienden y adopta un porte colgante.
Fácil
No tóxica
Indirecta alta
Moderado
Tolera una amplia gama de luz indirecta, pero ideal adaptarnos a sus necesidades para que crezca a buen ritmo, fuerte y sana.
A la Maranta le encajan los lugares con luz indirecta media-alta. Hablamos de emplazamientos que están cerca de una ventana muy bien iluminada y con vistas directas al cielo, pero nunca reciben sol directo.
También tolera la poca luz (luz indirecta baja), pero crecerá más lentamente, el color de sus hojas variará y las mismas serán de un tamaño más pequeño.
Evitar el sol directo, quemaría sus hojas.
Moderado, ¡sin encharcar el sustrato! Debe quedar húmedo.
Riega a la Maranta cuando la tierra esté seca. Ella te avisará frenando el movimiento de sus hojas, perdiendo turgencia y enrollando sus hojas (de los bordes hacia la nervadura central).
Elimina el exceso de agua que quede en el plato de la maceta.
Consejo: comprueba el sustrato en vez de tener un día a la semana marcado para regar, hay varios factores que afectan a la velocidad en la que se seca el sustrato. Puedes hundir un lápiz y retirar a los segundos, si sale seco y sin tierra adherida, toca regar.
Media-alta.
Como a toda planta tropical, la Maranta adora la humedad ambiental y la necesita.
Sus hojas son finas, por lo que la sequedad del entorno hará que los bordes se sequen y crujan o los bordes de las hojas se podrán ir enrollando.
Es ideal pulverizar sus hojas en forma de nebulización a menudo, sobre todo en los meses de calor calurosas, si el ambiente es seco o se enciende la calefacción/aire acondicionado (resecan el entorno).
Si la Maranta sigue empeorando, añade un plato en la base de la maceta con bolas de arcilla o greda volcánica y agua -sin que toque la base de la maceta-. A su vez, no dudes y júntala con otras plantas, entre ellas cooperan y comparten la humedad que generan.
En caso de ser insuficiente, usa un humidificador.
Trasplanta la Maranta cuando las raíces no tengan espacio dentro de la maceta y asomen por los agujeros de drenaje. Si no lo tienes claro, saca la planta de la maceta y míralo.
Házte con un tiesto algo ajustado, 1 o máximo 2 números superior al antiguo, a poder ser de terracota (aunque esto va a gustos) y con agujeros de drenaje.
Consejo: si las hojas más bajas/antiguas amarillean por completo y se marchitan, una posible causa es la falta de espacio en la maceta. No tengas prisa en trasplantar, las macetas ajustadas le encajan!