Nativa de África Occidental y Central, pertenece a la familia Moraceae.
Destaca por su elegancia, estética robusta, voluptuosa y hojas en forma de violín. La Ficus lyrata se ha vuelto una planta ornamental muy popular para decorar interiores, ¡hasta es una estrella de los platós de Hollywood!
Es un ejemplar exigente y caprichoso. Nos va a pedir que cuidemos bien de él y su entorno. La parte positiva es que es duro, resistente a plagas, purificador y elimina toxinas del aire.
Media
Tóxica
Indirecta muy alta
Moderado
La Ficus lyrata, al igual que el resto de Ficus, también es muy exigente con la luz para crecer sana. Necesita un lugar muy luminoso, con luz indirecta brillante. Hablamos de buscarle un emplazamiento cercano a una ventana muy bien iluminada durante todo el día y con vistas directas al cielo. Ideal si recibe el sol directo de 1a hora de la mañana o última de la tarde, es un sol bajo que no quema, como el de invierno. Los rayos pueden ser difusos gracias a cortinas o vinilos.
Esta planta también se puede cultivar en el exterior siempre y cuando sean zonas con clima tipo mediterráneo y donde las temperaturas no bajen de los 5º. Deberemos buscarle un emplazamiento que evite el sol directo.
Consejo: Si no recibe la luz adecuada crecerá más lentamente, la distancia entre nodos será superior, sus hojas serán más pequeñas y podría ir perdiéndolas. ¡Reubícala!
Evitar sol directo fuerte, quemaría sus hojas.
Moderado, ¡sin encharcar el sustrato! Debe quedar húmedo.
Riega a tu la Ficus lyrata cuando la tierra esté seca o casi seca. Cuando esté sedienta te avisará, ya que sus hojas cederán y perderán turgencia.
Elimina el exceso de agua que quede en el plato de la maceta.
Consejo: comprueba el sustrato en vez de tener un día a la semana marcado para regar, hay varios factores que afectan a la velocidad en la que se seca el sustrato. Puedes hundir un lápiz y retirar a los segundos, si sale seco y sin tierra adherida, toca regar.
Media.
A diferencia de otras Ficus, a la Ficus lyrata le gusta la humedad y la necesitará. De lo contrario podrá soltar hojas por estrés o los bordes de las mismas se pueden secar.
Pulveriza sus hojas, sobre todo durante las épocas calurosas, si el ambiente es seco o se enciende la calefacción/aire acondicionado (resecan el entorno).
Si no es suficiente, añade un plato en la base de la maceta con bolas de arcilla o greda volcánica y agua -sin que toque la base de la maceta-. Paralelamente, júntala con otras plantas, entre ellas cooperan y comparten la humedad que generan.
En caso de ser insuficiente, recomendamos usar un humidificador.
Trasplanta a la Ficus lyrata cuando las raíces ocupen todo el cepellón y ya apenas puedan crecer dentro de la maceta para crecer. En este punto, verás que empiezan a asomar por el agujero de drenaje o a salir por arriba. Si no lo tienes claro, no lo dudes, saca la planta de la maceta para confirmarlo.
Ponle un tiesto 1-2 números superior al antiguo, a poder ser de terracota (aunque esto va a gustos) y con agujeros de drenaje. Para este tipo de planta, será mejor usar macetas ajustadas para evitar añadir más agua de la debida en cada riego.