Nativo de la región mediterránea, pertenece a la familia Pinaceae.
El Bonsái Pinus Halepensis, conocido como Pino carrasco, es un bonsái de gran belleza y resistencia, ideal para los amantes de las coníferas. Este árbol perenne se caracteriza por sus hojas aciculares finas y alargadas, y su tronco robusto que, con el tiempo, adquiere una corteza agrietada muy atractiva. Es perfecto para quienes buscan un bonsái con un aspecto salvaje y natural. Su capacidad para adaptarse a condiciones difíciles lo convierte en una opción popular en la creación de paisajes mediterráneos en miniatura.
DIFICULTAD
Media
TOXICIDAD
No tóxica
LUZ
Directa e indirecta
RIEGO
Escaso
Directa.
El Bonsái Pinus Halepensis prospera en lugares con luz solar directa durante la mayor parte del día. Le encanta el sol, por lo que lo ideal es ubicarla en un exterior donde reciba varias horas de luz directa al día para estimular su desarrollo. También puede adaptarse a una luz indirecta alta (recibiendo menos cantidad de sol).
En interiores, búscale un emplazamiento cercano a una ventana muy bien iluminada durante todo el día y con vistas directas al cielo.
Consejo: en exteriores, ubícalo en un lugar soleado y bien protegido de los vientos fuertes.
Moderado, ¡sin encharcar el sustrato! Debe quedar húmedo.
El riego del Bonsái Pinus Halepensis debe ser escaso, ya que esta especie es resistente a la sequía y prefiere suelos más secos. Durante la primavera y el verano, riega de forma moderada y uniforme, permitiendo que el sustrato se seque completamente entre riegos. En invierno, reduce la frecuencia de riego, asegurando que el sustrato nunca quede empapado.
Elimina el exceso de agua que quede en el plato de la maceta.
Consejo: Usa un sustrato bien drenado y una maceta con buen drenaje para evitar el encharcamiento, ya que el exceso de agua puede dañar las raíces.
Baja.
El Bonsái Pinus Halepensis tolera bien ambientes secos y no requiere un aumento de la humedad ambiental. No es necesario pulverizar sus agujas, ya que es una especie acostumbrada a climas áridos.
Trasplanta tu Bonsái Buxus cada 2 años, aproximadamente, preferiblemente en primavera, antes de que comience el crecimiento activo. Usa un sustrato específico para bonsáis que permita un buen drenaje y aireación. Ponle una maceta con agujeros de drenaje para evitar encharcamientos.
Durante el trasplante, es recomendable podar ligeramente las raíces para fomentar un crecimiento saludable y compacto. Aprovecha para retirar las ramas muertas, en mal estado o las que no te guste la dirección en la que estén creciendo, de este modo le facilitarás un buen crecimiento.
Consejo: asegúrate de fertilizar tu bonsái durante la temporada de crecimiento con un abono equilibrado específico para bonsáis, para mantenerlo fuerte.
